Ámsterdam es la ciudad más grande de los Países Bajos y se enorgullece de ser toda una embajadora de la cultura. El arte, la música, la danza y el teatro están firmemente aferrados en el núcleo identitario de esta ciudad. De forma análoga, la reputación de los holandeses como pueblo tolerante es más que evidente en Ámsterdam. El sentido de “samenleving” (vivir juntos y en comunidad) venera la libertad de los individuos a la hora de vivir sus vidas como quieran. Y esto está muy bien en un sitio donde aproximadamente el 13% (100.000) de la fuerza laboral procede de otro país. Los naturales de Ámsterdam son gente acogedora, afable y abierta.

Ámsterdam reverencia la cultura tanto como vela por un estilo de vida saludable. En esta ciudad existe el convencimiento de que los deportes y el ejercicio son aspectos clave para una vida feliz y saludable. A modo de ejemplo tenemos la bicicleta. Para los lugareños la bicicleta es el medio básico de transporte para ellos mismos, para sus compras diarias y, llegado el caso, hasta para trasladar los muebles.

En los meses afables la población parece multiplicarse. Cientos de personas toman las calles y parques de la ciudad en sus patines y skates y cuando las temperaturas descienden con el invierno, muchos cambian las ruedas por el patinaje. Los lugareños estarán patinando en las salas de patinajes o en las pistas públicas de la plaza del museo o en la plaza Dam o, ya más raramente, en los canales helados.

La cocina tradicional del país destaca con platos como la sopa de guisantes con beicon, una sabrosa selección de pescado ahumado (salmón, anguila, caballa y trucha), el arenque salado o los pequeños camarones dulces y un batiburrillo de albóndigas, salchichas, zanahorias, coles y puré de patatas. La herencia colonial es visible en la amplia gama de restaurantes étnicos, que hacen que comer fuera de casa sea una experiencia atractiva y divertida. Ámsterdam rebosa con bares y su vida nocturna liberal la convierten en el mejor destino para solteros y parejas jóvenes. Pero la ciudad no descuida para nada a las familias y dispone de innumerables parques, zonas de juego e instalaciones para los niños. Aunque los expatriados solteros y las parejas opten por las zonas centrales y más ajetreadas del centro de Ámsterdam, las familias prefieren evitar las casas estrechas y apretadas y se decantan por el viejo distrito sur, mucho más tranquilo y con más estilo, o por el distrito Rivierenbuurt, con precios más asequibles.