Bangkok es el motor que mueve el comercio, los negocios y la política de Tailandia y es un enclave financiero regional de referencia. Se trata de una de las ciudades más acogedoras del mundo que atrae con su energía irreprimible tanto a viajeros como a expatriados, encantados también con sus gentes agradables, sus ajetreados mercados, sus canales y sus templos y, claro está, con su animadísima vida nocturna.

La ciudad se levanta por todo el delta del río Chao Phraya que atraviesa las llanuras centrales del país para desembocar en el Golfo de Tailandia. La ciudad se ha erigido básicamente sobre terrenos ganados a lagunas y antaño la surcaban miles y miles de viejos canales por todos sitios. Muchos de ellos desaparecieron con la burbuja de crecimiento que se vivió en los ochenta y que generó una metrópolis congestionada y renqueante atestada por el tráfico y los atascos.

Este panorama hizo que las autoridades construyeran un impresionante sistema de transporte público en continua evolución y así hoy la ciudad disfruta de instalaciones como el Sky Train, con el que se puede básicamente sobrevolar la cacofonía que es el tráfico en el centro. Los “autobuses acuáticos” para las vías de agua son otra opción tan eficaz como idílica para ir a trabajar.

En Bangkok no se puede pasar hambre. Tailandia es famosa en todo el mundo por su riquísima comida callejera, que se sitúa entre las primeras del mundo y, por lo general, comer fuera suele ser más barato que cocinar en casa. No importa si uno es un gourmet, vegano o no puede vivir sin la comida occidental, los 50.000 restaurantes de Bangkok tienen chefs locales, regionales e internacionales que nunca dejarán a nadie sin opciones para elegir algo de comer.

Vestir bien en Bangkok es importante y es algo que los lugareños aprecian. Igualmente, un pequeño esfuerzo por aprender algunas frases locales da muchos puntos positivos. El alojamiento en Bangkok es relativamente barato (comparado con otras grandes ciudades asiáticas) y muchos de los edificios incluyen además su propio gimnasio y su propia piscina.

La Ciudad de los Ángeles no es famosa por su belleza, pero lo que le falta por este lado lo compensa con creces en personalidad. Bangkok es una ciudad carismática que lo imbuye a uno con su energía sin límites y todos finalmente acaban por dejar que Bangkok les robe el corazón.