Pretoria, adornada con las flores color violeta de la jacaranda, es de facto la capital de Sudáfrica. La que pronto será conocida oficialmente como Tshwane, Pretoria es algo más tranquila y más segura que su vecina del sur, Johannesburgo.

Es una ciudad tranquila y frondosa con un estilo de vida volcado al exterior y en la que abundan los parques y siempre hay algo que hacer al aire libre. Sin embargo, no hay que dejarse engañar y caer en un falso sentido de seguridad ante el aspecto sereno de Pretoria. El índice de criminalidad de la ciudad no es despreciable hasta el punto de que no es recomendable caminar solo de noche ni dejar que los niños vayan en bicicleta por las calles.

Waterkloof y Groenkloof son las dos partes de la ciudad vieja más bonitas y se caracterizan por sus calles arboladas y casas independientes con grandes jardines y, habitualmente, piscina. Las familias suelen pasar el tiempo libre en el jardín de casa y con amigos o en las casas de otra gente para una buena braais (barbacoa).