Aberdeen, la “Vieja capital de Europa” y la “Ciudad de Plata”(en las raras ocasiones en las que el sol se abre paso por entre las nubes), es más conocida por ser la puerta de acceso a las inmensas reservas de petróleo del Mar del Norte, por ser la sede de una de las universidades más antiguas del mundo anglófono, por sus vacas de las tierras altas y por ser escenario de pasatiempos únicos tales como el lanzamiento de enormes troncos de árboles (lanzamiento de cáber).

Encorsetada entre los ríos Dee y Don, Aberdeen se caracteriza por tener una línea costera espectacular barrida por el viento. Las playas de arena dorada se alternan con dramáticos afloramientos de roca granítica que hacen las delicias de los aficionados a la escalada. La zona alrededor de la ciudad es idónea también para los amantes del senderismo y de la mountain bike y no hace falta mucho arrojo para lanzarse a la conquista del Munro (una montaña escocesa de más de mil metros de altitud).

Con una microeconomía propia gracias a las reservas de petróleo, Aberdeen es una ciudad animada y cosmopolita y motor de crecimiento del noreste del país. Y para cenar, Aberdeen despliega todo su encanto. Repartidos por sus calles empedradas, la ciudad tiene varios restaurantes con estrellas Michelin, todo tipo de bistrós con encanto y pubs que sirven guisos irlandeses típicos.

El aciago clima del Mar del Norte empuja a los lugareños hacia el interior en los fríos y duros meses del invierno y ha generado una vibrante cultura de pubs y una trepidante escena de música local. Las tristezas del invierno desaparecen junto a las chimeneas encendidas de los pubs tradicionales de suelo de piedra disfrutando de un buen whisky Glenfiddich y marcando el ritmo con el pie en la danza tradicional o Céilidh.

Aberdeen gusta a todos, ya sean parejas, familias o personas solteras. Los naturales de Aberdeen tienen fama de ser tacaños, pero lo cierto es que es gente cálida, despierta, amistosa y muy educada. La vibrante escena artística de la ciudad, su pasión por el aire libre, su poderosa infraestructura urbana y sus excelentes colegios son aspectos que la convierten en una ciudad en la que integrarse resulta muy fácil.