Bruselas, capital del reino de Bélgica, es también la “capital” de Europa.

Una forma de verlo es considerar esta ciudad como una Europa en miniatura. Se trata de una ciudad muy cosmopolita que da la bienvenida a gentes de todo el continente. Muchas vienen para quedarse y otras muchas vienen y se marchan después de sus reuniones.

BPero todos los que vienen a Bruselas encuentran una ciudad que les da la bienvenida. Quizás se deba a que la ciudad todavía está dividida en función de los antiguos poblados que la conforman o a pesar de la importancia que tiene la urbe como centro internacional.

Los distintos distritos que conforman la ciudad aportan experiencias únicas para el visitante y para los que vienen a vivir aquí. Hay sitios en los que se abundan los expatriados, pero dada la variedad de vecindarios que tiene la ciudad, merece la pena explorar su arquitectura y el espíritu de cada lugar.

El ambiente internacional de la ciudad implica que uno escuchará una docena de idiomas en cada esquina de la calle.

El francés y el neerlandés son los idiomas oficiales del país, pero en Bruselas casi todos los habitantes hablan francés.

Los que hablen inglés tienen muchas cosas resueltas ya que muchos lugareños lo hablan como segundo idioma, pero saber algo de francés ayudará a conocer gente.

Aunque se trata de una ciudad internacional, Bruselas no da la impresión de ajetreo que dan otras capitales europeas y se caracteriza por un estilo de vida mucho más relajado.

Tiene un clima también moderado. Los veranos cálidos sin llegar a ser calientes y los inviernos frescos sin llegar a ser fríos son la norma y hacen de Bruselas una ciudad agradable para estar y para pasear.

Y cuando uno sale de paseo por Bruselas se encuentra con su mejor calidad: la comida. Los restaurantes aquí son tan eclécticos como su población y su arquitectura y la comida en general hace que vivir aquí sea todo un placer.