La ciudad de Friburgo se asienta sobre la llanura suiza. A orillas del río Saane, la ciudad es la frontera cultural entre la Suiza francesa y la Suiza alemana. Su Ciudad Vieja, encaramada sobre un afloramiento de la roca, es una de las mejor conservadas del país. El casco histórico parece sacado de un cuento de hadas y así no es de extrañar que Friburgo sea tan rico en cuentos y leyendas.

La ciudad es sede de “BlueFactory”, el primer tecno-parque sin emisiones de carbono de Suiza en pleno centro de la ciudad. La ciudad en sí es un reconocido centro científico donde se da muchísima importancia a los materiales biomédicos y a la salud, a la tecnología de los plásticos, a las nanotecnologías, a la energía, a la seguridad de las tecnologías de la información sin emisiones de carbono y a la e-gobernanza.

A las familias que se muden aquí les gustará saber que Friburgo es una ciudad extremadamente segura en la que los habitantes raramente echan la llave. La ciudad tiene una excelente infraestructura de colegios internacionales, universidades, hospitales, centros comerciales e iglesias.

Para los amantes del deporte, algunas de las mejores estaciones alpinas de esquí de Europa están de 30 a 90 minutos de distancia en coche, muestra de la envidiable localización de Friburgo. Abundan también los baños termales, ideales para quitarse el dolor muscular después de esquiar. Y en el verano, los maravillosos lagos de la región son el escenario perfecto para los deportes acuáticos.

Friburgo tiene excelentes restaurantes gourmet y está a 30 minutos de distancia de algunas de las ciudades más grandes de Suiza. Tanto es así, que a menos de una hora de distancia del centro encontramos nada menos que cuatro aeropuertos. Además, la ciudad dispone de enlaces directos por tren con las ciudades más importantes como Ginebra y Zúrich, por lo que es una ciudad muy accesible y cómoda para los que están de paso y para los que se dirijan a otras ciudades europeas.