Bajo el caparazón del perfil de edificios y rascacielos bulle una de las ciudades más industriosas y más densamente pobladas del planeta: Hong Kong o el “Puerto fragante”. Hong Kong goza de la fama de tener la economía más libre del mundo, a la que se une un régimen fiscal muy favorable que ha atraído a más de 200 empresas del Fortune 500 así como a varios miles de empresas multinacionales que han convertido a la antigua colonia británica en el mayor asentamiento de firmas internacionales en Asia.

Vivir en esta rica ciudad, donde se ganan más fortunas que las que se pierden, tiene un precio. El espacio cuesta y escasea, lo que se reflejó en la subida del 7,4% en los precios del mercado residencial para ejecutivos en el primer semestre de 2012. Hong Kong es hoy oficialmente la ciudad más cara del mundo para vivir.
Por suerte, la recompensa financiera por trabajar aquí suele compensar el coste de la vida y vivir en esta ciudad es una experiencia para saborear con gusto. Hong Kong es verdaderamente un punto de encuentro entre Occidente y Oriente. Es una ciudad emocionante y palpitante tan moderna como espiritual.

Las frecuentes tormentas tropicales del verano complementan el bochornoso calor que hace en Hong Kong casi todo el año. Así, las actividades de exterior son pasatiempo favorito entre los residentes y ya sea visitando los mercadillos callejeros, haciendo surf en Big Wave Beach, corriendo una maratón o haciendo senderismo en las colinas cercanas. Los que prefieren un enfoque más ocioso de la vida tienen a su disposición numerosos y fantásticos centros comerciales, galerías y piscinas que constituyen un agradecido refugio lejos del calor.

El dinamismo de Hong Kong atrae a una ecléctica mezcla de personas. Desde ejecutivos de primer nivel y sus familias a jóvenes y energéticos empresarios. La ciudad está imbuida de redes sociales y empresariales tremendamente activas que garantizan que el día a día en Hong Kong nunca tenga un momento de aburrimiento.

La robusta comunidad de expatriados de la ciudad hace que mudarse aquí sea un salto de fe relativamente cómodo, aunque ello implique cambiar un buen jardín por un balcón de medio metro cuadrado. Y eso asumiendo que se haya optado por irse a vivir a la isla de Hong Kong. Los que quieran distanciarse del estilo de vida acelerado y el esquema laboral de Hong Kong tienen otras opciones.

La isla de Lantau tiene zonas verdes espaciosas aptas para familias y para mascotas y se puede ir a trabajar a Hong Kong cómodamente en un ferry. Las zonas de Clearwater Bay y de Sai Kun alojan también a muchas familias, aunque el trayecto al trabajo desde aquí es algo más complicado. Hong Kong procura siempre cubrir las necesidades de todos sus residentes y es eficiente, educada e increíblemente segura. Es una ciudad que siempre intenta agradar.