Lyon, reclinada sobre los ríos Ródano y Saona, es la ciudad más antigua de Francia y la segunda ciudad más grande del país. Cabeza productora de seda en Europa, la ciudad fue una vez famosa por sus imprentas y sus dotes para el comercio y hoy en día sigue siendo un importantísimo centro financiero y empresarial. En la ciudad están las sedes de organizaciones internacionales como la Interpol, Euronews, la OMS (Organización Mundial de la Salud) y la Agencia Internacional para la Investigación sobre el Cáncer.

La capital gastronómica de Francia alberga más de 1.000 restaurantes con un buen reparto de estrellas Michelin, lo que da a los amantes de la buena cocina (junto a aquellos que no saben o que no quieren cocinar) un amplio abanico para elegir. En cualquier caso es recomendable reservar por adelantado ya que los propios habitantes de la ciudad son bien gourmands y los restaurantes suelen estar a rebosar.

Lyon es una ciudad bonita e inspiradora en la que vivir. Subir hasta la Basilique Notre Dame de Fourvière merece la pena por las vistas de la ciudad. La torre octogonal de la basílica se erige sobre la antigua fusión romana, medieval y utópica de la Croix-Rousse en la región francesa de Rhone-Alpes.

Lyon está muy cerca tanto de las mejores estaciones de esquí de los Alpes como de la Riviera francesa, lo que la convierte en un destino envidiable. Gracias al aeropuerto internacional de Lyon-Saint Exupéry y a sus tres estaciones de tren de alta velocidad, Lyon está conectada con todas las grandes ciudades europeas y hacer negocios en ella es fácil y desde la que se puede volver sin ninguna dificultad.