Sobre el corazón de Arabia Saudita y sus reservas de petróleo se levanta Riad, la capital del país y una antigua ciudad erigida en un oasis. Hoy día queda poco de la antigua ciudad amurallada y una plétora de edificios modernos colman el lugar como la Torre del Reino o el Centro Al Faisaliyah conformando entre todos un impresionante horizonte urbano.

En Riad, al igual que en el resto de Arabia Saudita, los visitantes deben respetar las estrictas reglas y tradiciones del país. Por ejemplo, está prohibido comer en público durante el Ramadán; el alcohol está prohibido como también lo está celebrar cualquier tipo de festividad occidental (San Valentín, Navidad…) y, cuando estén en la calle, todas las mujeres deben llevar una abaya (la prenda suelta negra tradicional que suelen llevar las mujeres musulmanas).

Pero las mujeres occidentales no deben desesperar. Riad cuenta con muchísimas boutiques de abayas repletas con artículos que van desde la abaya más modesta hasta abayas sofisticadísimas que hacen que lucirlas sea cuando menos una experiencia para disfrutar. Las mujeres también pueden moverse libremente por la ciudad sin sus maridos siempre y cuando lleven puesta una abaya.

El movimiento de los visitantes en Riad está controlado férreamente y los expatriados deben vivir en urbanizaciones cerradas. Aunque pueda sonar restrictivo, estas urbanizaciones suelen ser lujosas e impecables y son completamente independientes con sus instalaciones deportivas, piscinas y centros comerciales y tiendas.

Riad es mucho más barata que su vecina Dubái y es además un paraíso para las compras. La ciudad cuenta con muchísimos e inmensos centros comerciales y zocos en los que se puede encontrar de todo, desde fruta fresca a dagas enjoyadas o colgantes de oro. Si el bolsillo no se estira tanto como para adquirir prendas de la alta costura, siempre se pueden elegir telas de la sublime selección disponible y hacerse ropa por encargo en un sastre.