Tokio

Tokio, capital de Japón y centro neurálgico de la economía japonesa, está llena hasta los topes y rebosante de energía. Con más empresas del Fortune 500, más gente y más paridad adquisitiva que ninguna otra ciudad, esta imparable y futurista ciudad es líder mundial en tendencias de consumo.

Por la noche, las luces de Tokio hacen palidecer a las de Las Vegas. Al anochecer, decenas de miles de trabajadores se lanzan a las calles desde los edificios de oficinas, pululando bajo los zumbidos y el halo de las luces de neón y los farolillos de papel. La ciudad nunca duerme y a las cuatro de la madrugada los bares y clubes están tan repletos como lo estaban a las diez de la noche.

A la sobria luz del día, el paisaje urbano de la ciudad de Tokio es bastante más insulso. Los diseños modernos y contemporáneos que dominan el perfil de la ciudad son muestra de los estragos de un gran terremoto y de los bombardeos de la Segunda Guerra Mundial que dieron por traste con la herencia arquitectónica de la ciudad.

El espacio escasea en Tokio, lo que se refleja en la tendencia actual a construir viviendas estrechas y en altura en parcelas de hasta dos metros de ancho. Por detrás tan solo de Hong Kong, es una de las ciudades más caras del mundo para vivir. Aquí es normal pagar el triple e incluso el cuádruple de lo que se pagaría normalmente de alquiler, alimentación, taxis y entradas de cine que en cualquier otro sitio del mundo desarrollado.

Vivir en Tokio puede resultar a veces agotador. Por suerte hay muchas y buenas maneras de recargar las pilas. Los japoneses adoran sus balnearios abiertos, que abundan por toda la ciudad. Pásese por uno de ellos para limpiarse, relajarse y darse un buen masaje. Es el modo perfecto de bajar las revoluciones tras un día en Shinjuku (el distrito de los negocios), para recuperarse tras una noche de marcha, o antes de tomar un vuelo. Los fines de semana se pueden hacer escapadas a sitios como el pueblo de Narito para un Onsen (balneario tradicional de aguas termales en un emplazamiento natural exquisito). También se puede optar por la tabla de snowboard y dirigirse a los Nihon Arupusu (Alpes Japoneses), a solo dos horas en tren.

Pese a ser una ciudad increíblemente hospitalaria, es aconsejable un curso intensivo de japonés nada más llegar. Aunque se puede sobrevivir con el inglés, hablar el idioma local dará una perspectiva inolvidable de la cautivadora cultura de Japón.