La vida en la vieja ciudad del norte de Vietnam de Hanói se hace en las calles. Las tiendas sacan sus mercancías a la acera y los puestos básicamente se acaban comiendo las calzadas con un fondo cacofónico incesante de coches y motos.
Las calles y callejones laberínticos de la ciudad son espacios únicos para buscar especialidades como puede ser los artículos de platería de Hang Bac, o las mercerías de Hang Bo. Si uno se lo propone encontrará también todo lo busque y necesite para colmar sus necesidades de criatura internacional, aunque puede resultar algo caro.

Optar por la vertiente local genera mucha menos fricción y es el secreto para una vida feliz en Hanói. Por ejemplo, los vendedores de comida local ofrecen las mejores (y más frescas) delicadezas culinarias. Pocas experiencias hay mejores que parar a un lado de la carretera con los lugareños. Digno de repetición.

Encontrar casa es relativamente fácil y la oferta va desde apartamentos ejecutivos a apartamentos con jardín o incluso casas coloniales francesas. La ciudad se salvó de los bombardeos durante la Guerra de Vietnam y gran parte de su herencia colonial sigue intacta.

La ciudad tiene numerosos colegios internacionales de gran calidad que nutren a una vibrante comunidad multicultural. Además, el sistema sanitario es decente. La humedad elevada (y temas serios con los hongos), junto con la gran polución aérea, harán que haya que visitar al médico en alguna que otra ocasión, así que es muy recomendable verificar que se dispone de una buena cobertura médica.

Comprar un coche para los lugareños resulta caro y el resultado es que las calles se encuentran literalmente atestadas de motocicletas. Aunque el coche puede parecer una opción más segura, las barreras impenetrables de los vehículos a dos ruedas llevan a todos plantearse seriamente lo de la motocicleta.

TLos que vayan a vivir en Hanói vivirán una maravillosa y riquísima experiencia cultural. Cuando la vida en esta frenética y ruidosa ciudad se haga insoportable, no hay nada más que escaparse a alguna de las maravillosas y desconocidísimas playas vietnamitas para recargar las baterías.