La pujante ciudad de Manama se levanta sobre una pequeña península en la esquina nororiental de Bahréin. Los elevados precios del petróleo y una poderosa población de expatriados han animado un crecimiento significativo estos últimos años y por toda la ciudad se han levantado cientos de urbanizaciones y centros comerciales.

La ciudad fue nombrada capital de la cultura árabe en 2012 por la Liga Árabe y por un buen motivo. El horizonte urbano de Manama es un tapiz entretejido con monumentos antiguos y mercados tradicionales y modernos rascacielos contemporáneos. La población relativamente reducida de la ciudad es muy internacional y al menos un tercio de los residentes son extranjeros.

Las leyes laxas de la ciudad en cuanto al alcohol y su actitud relativamente liberal (las mujeres consiguieron el derecho al voto en 2002) han hecho que Bahréin sea un destino popular de fin de semana para los saudíes, tanto hombres como mujeres. A diferencia de sus vecinas saudíes, las mujeres de Bahréin pueden ir libremente y pueden incluso conducir sin tener que ir acompañadas de un varón. Los numerosos restaurantes de la ciudad, sus clubs y sus playas son un imán tanto para los saudíes como para los expatriados.