Mascate

Mascate, capital del antiguo Sultanato de Omán, se levanta sobre las ancestrales montañas de Al Hajar. El telón de fondo de montañas y frondosos wadis (oasis) se fusiona con unas espectaculares líneas de costa y una arquitectura increíble creando así un ensueño del Oriente Medio. Omán tiene un fantástico servicio de salud y Mascate, donde reside casi toda la población de Omán, tiene una muy decente colección de colegios internacionales. El país debe su alto nivel de vida a las abundantes reservas petrolíferas y a otros depósitos minerales. Trasladarse a este país implicará algunos cambios como el de descartar el beicon del menú. Cuna del islam, los omaníes han adoptado en su mayoría (el 75%) la vertiente ibhadí del islam y casi todos sus ciudadanos son musulmanes. En las tiendas y supermercados pueden encontrarse productos occidentales, pero hay que ir mentalizado para las colas. Los numerosos zocos (mercados) del país son una alternativa mucho más colorida para las compras y allí se pueden encontrar frutas y verduras y todo tipo de artículos esenciales o no. Omán es uno de los países del Golfo Pérsico más estables y así lo ha sido incluso durante la Primavera Árabe. La estabilidad política, su reducido índice criminal, sus paisajes impolutos y su pueblo verdaderamente acogedor han hecho que mudarse a la exótica Mascate sea un confortable salto de fe.