Moscú, la capital y la ciudad más poblada de la Federación Rusa, resuena con ecos de fervores revolucionarios tan desdibujados como los colores pastel de sus minaretes y domos. La ciudad ahora alberga más multimillonarios que ninguna otra ciudad del mundo, en el extremo opuesto de los anteriores recursos privatizados de los estados comunistas. Con una élite pujante viene un mayor nivel de vida, lo que en sí mismo se obtiene a un precio considerable: actualmente, Moscú es para los extranjeros una de las ciudades más caras del mundo para vivir.

El diseño original de los muros concéntricos del Moscú medieval cruzados por las carreteras radiales de la ciudad ha dado forma al crecimiento de la urbe a lo largo de los siglos. Aunque increíblemente pintoresco, este trazado, combinado con los ríos de Moscú, repercute enormemente en los inmensos atascos de tráfico de hoy día.

Minimizar el tiempo invertido en circular por Moscú en hora punta será un factor primordial que influirá en la elección del alojamiento. Las áreas que se encuentran dentro de la carretera del anillo verde, tales como Arbat Kropotkinskaya, son muy populares. La calle Tverskaya, que es la calle principal de compras de Moscú, es muy buscada por los jóvenes profesionales dada su proximidad a la vida nocturna, los cafés, restaurantes y teatros. Debido a su proximidad con las escuelas internacionales, entre las familias se están haciendo populares las comunidades planificadas más allá de la periferia de la ciudad como Prokovsky Hills.

Como cualquier gran ciudad, Moscú tiene sus defectos. No obstante, sus ventajas son numerosas y la experiencia única de vivir en el nervio central de Rusia no tiene precio.

Al metro de Moscú no le falta grandiosidad. La famosa Plaza Roja de la ciudad, espolvoreada de copos de nieve, y el encantador Mercado Izmailovo robarán el corazón de cualquiera. Caracterizada por sus veranos cálidos y húmedos y por sus fríos y duros inviernos, por su energía irrefrenable, sus habitantes estoicos y no menos por su exótica influencia del este yuxtapuesta a sus tendencias cristianas ortodoxas, el mágico encanto de Moscú no deja indiferente a nadie.