Ulsan, en la punta suroriental de la península coreana, es famosa por sus llamativos acantilados de piedra, sus largas playas de arena, por ser la sede de la planta automovilística más grande del mundo, por las observaciones de ballenas y, sobre todo, por la pesca de ballenas.

La ciudad ha acabado por convertirse en el centro industrial más importante de Corea del Sur ayudada por el impulso estos últimos años de Hyundai, el mayor fabricante de automóviles del país. En la ciudad viven aproximadamente un millón de personas y la mayor parte de ellas están vinculadas de alguna manera u otra con la industria.

La poderosa herencia ballenera de Ulsan infunde a la costa un gran respeto por parte de la comunidad local. Tanto los coreanos como los residentes internacionales de la ciudad visitan con regularidad las playas de la zona.

Un día de playa en Ulsan es una inmersión total en la diversidad cultural de la región. Los habitantes de Ulsan básicamente se construyen una nueva casa temporal para su visita a la playa. Durante el día, la playa se irá llenando de inmensas tiendas de campaña que acogerán más tarde inmensos banquetes.

Los bañadores y la ropa de baño en general (la de las mujeres en particular) no es que sea de lo más moderno. Los lugareños se suelen bañar y jugar en el agua completamente vestidos o se entierran en la arena (vestidos ya que supuestamente es beneficioso para la salud). Cuando se pone el sol empiezan a salir los fuegos artificiales. No hay que alarmarse si se ve a un padre enseñando a su hijo de cuatro años las artes del encendido de los fuegos artificiales. Es algo completamente normal. La cultura coreana es tan espiritual como cautivadora y sobre todo en Ulsan, que no es tan cosmopolita como Seúl. Las barreras del idioma y de la cultura se superan con facilidad. Los habitantes de Ulsan son gente cálida, amistosa y abierta. La ciudad cuenta además con una gran comunidad de expatriados, así que vivir aquí acabará siendo una experiencia enriquecedora y gratificante.