Wellington/Te Upoko-o-te-Ika-a-Maui (“la cabeza del pez Maui”), capital de Nueva Zelanda, se encara desde la cordillera Rimutaka con los “Rugientes Cuarenta”, como se conoce a los vientos en contra que soplan desde el Estrecho de Cook. La ciudad, con sus señoriales barrios de villas coloniales que trepan pendiente arriba desde el puerto, se erige en la punta suroeste de la Isla Norte.

Su eslogan “la más genial pequeña capital del mundo” no podría ser más claro. Esta ciudad compacta y densamente poblada es la sede del gobierno de Nueva Zelanda, donde se debaten las agendas y políticas de la nación dentro del conocido como el ‘Panal de Abejas’ (‘Beehive’) de los edificios del Parlamento.

Wellington es dinámica, creativa y erudita; más de un tercio de su relativamente pequeña población tiene un título universitario. La ciudad, centro de negocios y polo cultural de Nueva Zelanda, es la sede de la Bolsa de Comercio; su distrito de negocios y sus industrias creativas, como las de tecnología de la información y las de cine, solo son superados en relevancia por Auckland.

El calendario cultural de la ciudad es de primer nivel. El espectáculo World of Wearable Arts (WOW), que mezcla moda y arte, el campeonato de skateboard Cheapskate Grom, la Semana de la Moda de Wellington, el festival de teatro joven Art Splash, y la liga Rugby 7 son solo una muestra de los eventos que se celebran a lo largo del año.

Los gourmets y los connoisseurs del vino se deleitarán en la zona vinícola de las llanuras de Wairarapa que se extienden desde la cordillera Rimutaka. La gente exigente disfrutará de una ciudad con políticas y una cultura de los negocios muy progresista. La creatividad y pasión por la moda en Wellington saciarán cualquier sed de cultura. Por otra parte, la cercanía a la ciudad de fantásticas estaciones de esquí, así como una prolífica agenda de actividades al aire libre satisfarán al más ávido deportista.