Por cuarta vez en su vida, Laia se acaba de mudar a un nuevo destino, esta vez Frankfurt. Hablamos con ella para conocer mejor cómo es un traslado, la vida en Alemania y sus pensamientos acerca de mudarse al extranjero y vivir en diferentes culturas. Laia, tú eres una expatriada con experiencia. ¿Dónde has vivido? Soy una apasionada de la comunicación y me encanta conocer otras culturas, por eso estudié Traducción e Interpretación. Fue en esa época cuando empecé a moverme por Europa, estudiando un año Comunicación Intercultural en Viena y haciendo cursos de verano en el extranjero. Al terminar mi primera licenciatura, me mudé a Inglaterra y a Francia por motivos profesionales. Después de tres años en mi ciudad natal, Barcelona, me trasladé a Frankfurt, o Mainhattan, como muchos alemanes la llaman. ¿Cómo fueron tus traslados? Cada mudanza es diferente, ya que cada lugar es diferente. Personalmente, una de las cosas más complicadas para mí es familiarizarme con los procedimientos administrativos locales. No importa en qué lugar uno se traslada, cada sitio tiene normas diferentes y, al ser nuevo, puede ser un poco difícil entenderlas, en especial, si uno no sabe hablar el idioma. Tener a alguien que conozca cómo funciona todo siempre ayuda. ¿Qué es lo que te gusta más de vivir en Frankfurt? El río Main. A pesar de ser bien conocida por ser una ciudad de negocios, creo que en la orilla del río, es donde se encuentra el espíritu de la ciudad. No importa cuando vayas, siempre vas a ver a la gente por allí: corriendo, tomando algo, patinando… Además, las puestas de sol junto al Main son espectaculares. ¿Nos puedes contar algún mito sobre los alemanes? Viniendo de un país del sur de Europa, con una cultura bastante diferente a la germánica, he escuchado miles de mitos y estereotipos sobre los alemanes. Recuerdo uno de mis primeros libros de texto de alemán, en que se decía que los alemanes nunca cruzan una calle con el semáforo en rojo. Aunque normalmente es verdad… yo aconsejaría que actualizasen el libro de texto si aún sigue diciendo esto. ¿Qué es lo que te ha sorprendido más de las costumbres alemanas? Alemania es el país de la cerveza. Producen y consumen bastante la verdad. Sin embargo, una de las cosas que la gente no sabe es que adoran el pan. Antes pensé que los amantes del pan tenían que viajar a Francia para comer una buena baguette parisina. Ahora, creo que deben viajar a Alemania y probar algunos de sus panes. Hay para todos los gustos, empezando por el típico pan negro. De hecho, hay otra cosa que me ha sorprendido. En Alemania, el concepto de “una comida caliente” al día es bastante habitual. Mucha gente toma varios tentempiés y un almuerzo frío (pan con queso, embutidos…) y por la noche, comen un plato caliente en casa. ¿Qué consejo le darías a una persona que se vaya a mudar? Aprende de la otra cultura tanto como puedas. Esto incluye aprender el idioma –si te vas a mudar a un sitio donde no hablan tu lengua materna-, pero también los valores locales, creencias, costumbres… Según algunos estudios, mudarse al extranjero es un proceso en forma de U. Al principio, todo es perfecto. Después, aparecen los defectos (el famoso “choque cultural”) hasta que hay un momento en el que encuentras el equilibrio entre las cosas buenas y las menos buenas. Creo que esto es cierto y que la mejor manera de reducir este choque cultural es conociendo al máximo el país de destino. Al fin y al cabo, no hay ninguna cultura mejor ni peor que otra. Solo son diferentes y uno tiene que aprender a navegar entre estas diferencias.