Ulán Bator

Joven, vibrante y rebosante de potencial inversor, Ulán Bator es una de las ciudades que se están modernizando más rápidamente de todo el planeta. El reciente boom minero de Mongolia ha impulsado por las nubes el crecimiento económico del país, transformando a la capital desde un polvoriento baluarte comunista a un moderno foco industrial. Desde su transición a una economía de libre mercado en 1990, la población de la ciudad se ha multiplicado por algo más de dos y ha alcanzado los 1,3 millones de habitantes, que suponen aproximadamente el 50% de toda la población de Mongolia. Donde hace solamente unas décadas reinaban los rebaños de cabras y las tormentas de arena hoy vemos lujosos centros comerciales, modernas galerías de arte, restaurantes y cafés.

La transición desde un nomadismo básico a la riqueza instantánea ha dado lugar a inevitables problemas en ciernes. La disparidad en la riqueza, un sistema legal desfasado y la degradación del medio ambiente son hoy cuestiones clave. Muchas de las calles sin asfaltar de la ciudad carecen todavía de nombre y los códigos postales no han hecho nada más que llegar.

En el lado positivo, los expatriados que acaben en Ulán Bator tendrán muchas cosas que hacer. En cuanto a los costes de la vida, la ciudad es sin duda una de las más baratas de Asia e irse de compras, las escapadas para patinar en el hielo, las boleras, el cine y el teatro son opciones tan fáciles como baratas. Fuera de las horas de la oficina, la ciudad está muy integrada, crece rápidamente y dispone de una muy variada red de expatriados que garantiza que siempre habrá compañía interesante alrededor.

Para los momentos más sosegados, la cautivadora historia de la ciudad está bien documentada en sus diversos museos, en sus templos antiguos y en los monasterios que lo retrotraen a uno a los tiempos en que Ulán Bator no era más que un templo budista para los nómadas. Las inimitables estepas de Mongolia, las impresionantes montañas y los lagos maravillosos a tiro de piedra de la ciudad junto con la imparable energía de la urbe hacen de Ulán Bator una experiencia verdaderamente inolvidable.